La idea de que los OVNI han estado volando
por la Tierra desde tiempos inmemoriales ha seducido, y seduce a muchos miles,
quizás millones de personas, el por qué, sería muy difícil de precisar. Y son
millones también los que han dedicado gran parte de su vida a los “fenómenos
extraterrestres”, llegando a extremos completamente irrisorios y ridículos en
muchos casos.
Hay gente que de verdad cree que los
extraterrestres viven entre nosotros y que han vivido desde hace mucho tiempo.
Gente que obviamente no conoce mucho acerca del universo, y de las colosales distancias que separan a los
objetos y cuerpos espaciales, tan colosales que casi escapan a nuestro
entendimiento, y por mucho sobrepasan nuestras cualidades humanas. Pero hay
gente para todo, y la ignorancia abunda. Muchas veces incluso científicos de
renombre y de supuesta trayectoria aparecen en los medios explicando teorías
tan absurdas y exponiendo pruebas de
esas teorías tan falsas que muchas veces hay que cuestionarse el estado mental
de dichos científicos. Lo peor de todo es que mucha gente se ve influenciada
por estos personajes que avalados por su nombre o trayectoria, confunden a
diario a la población con sus teorías conspirativas, descabelladas afirmaciones
y disparatadas conclusiones. Basta con señalar que hay gran cantidad de
científicos y pseudocientíficos, algunos incluso premiados no se sabe por quien
o quienes, que continúan afirmando categóricamente que la Tierra es plana, y su
propaganda aún seduce a muchos que se ven reclutados por esas absurdas
creencias. Y ni hablar de los ovnis y de la supuesta actividad extraterrestre,
donde los niveles de demencia, inobjetividad y ridiculez alcanzan sus puntos
máximos.
Aclaremos algunas cuestiones: Hasta el día de hoy, nadie, absolutamente
nadie ha podido presentar evidencias convincentes y realmente verídicas
dignas del análisis científico para su posible confirmación (dejemos de lado
los videos trucados, los conspiranoicos y sus tonterías). Luego de décadas de
supuestas evidencias, sinfín de farsas y montajes, y un lucrativo negocio de
falsedad, no hay nada, no hay contacto confirmado, no hay señales, no hay
evidencias, no hay nada. Todo lo que hay
son fotos y videos de muy escasa o nula veracidad, y el testimonio muy poco
creíble de los testigos, que en muchos casos, están tan demasiado cegados por
sus fantasías que les cuesta entender la propia realidad en que viven.
Acepto que solo un completo desconocedor se atrevería a afirmar que no existe más vida
que la de la Tierra, ya que debido al número de galaxias, estrellas y
planetas que existen, hay una posibilidad razonable de que en alguno de ellos
de desarrollara la vida, e incluso vida inteligente, quizás muy diferente de la
vida que conocemos, pero vida de todas maneras. Pero aquí en nuestro planeta,
el tercero más próximo a nuestra estrella, en este sistema solar, en este
momento de la historia, no hay razones suficientes para creer en ello, si bien
no podemos categóricamente afirmar ni negar la existencia de vida
extraterrestre. Y muchísimo menos tenemos razones para pensar que dicha vida
extraterrestre nos ha visitado, sencillamente, no hay nada que avale tal creencia. Pero repito, hay gente para
todo y la ignorancia y la desinformación abundan.
OVNI
significa Objeto Volador No Identificado. No identificado significa eso, no
identificado. Muchas personas afirman genuinamente haber visto cosas aparentemente inexplicables surcando los cielos que no tienen sentido para ellas, y esto es cierto, más aún
teniendo en cuenta lo difícil que puede ser reconocer objetos a gran distancia,
ver a través de nubes o cielos difusos, y sobre todo la cantidad de objetos
hechos por el hombre que no son tan fáciles de identificar por una persona
común, entiéndase aeronaves, satélites, drones, sumado a destellos de luz,
fenómenos naturales de nuestro planeta que son desconocidos por muchos,
meteoros, etc. Lo negativo de todo esto es cuando, ante tales avistamientos, en
lugar de cerciorarse e investigar un poco para emitir un criterio más acertado,
la gente no puede resistir el impulso de lanzarse de bruces a proferir
cualquier cantidad de extraordinarias, fantasiosas y desnaturalizadas
explicaciones, dignas de épocas remotas
en la historia de la humanidad, cuando se explicaban los fenómenos naturales
más sencillos como el viento o la lluvia a través de la actividad de deidades
ficticias, creadas por el hombre a raíz de su propio desconocimiento
(aunque esto de las deidades continúa hoy como si aún viviésemos en la
prehistoria). En este caso, el pensamiento intuitivo de mucha gente es: si no puedo explicar qué es ese objeto en el
cielo, debe ser una nave extraterrestre, y vi en la televisión o en internet
que los extraterrestres nos visitan a menudo, así que debe ser verdad. Este
pensamiento no es más que un fallo garrafal o la ausencia de un pensamiento
crítico eficiente, no olvidemos nunca que la
ignorancia no es evidencia.
Otro aspecto importante a tener muy en
cuenta, es que la evidencia creíble es
algo muy diferente a las personas creíbles. Es común observar una
credibilidad y una honestidad en personas que afirman haber sido “abducidas”
por extraterrestres, lo cual sugiere que personas honestas, sanas y sobrias
pueden recordar con gran precisión sucesos que jamás les ocurrieron, sin que
esto afecte su imagen de honestidad y credibilidad, y ahí es donde precisamente
se produce el engaño. Cuando alguien
reporta haber visto algo aparentemente inexplicable, lo primero que debemos
considerar es el margen de error natural de la percepción y la memoria humana,
y esto aplica a cualquier tipo de testigo, desde el considerado ético y
confiable, pasando por los que tienen determinado grado de experiencia como
pilotos o militares, e incluyendo también a los partidarios de cuanta teoría y
conspiración absurda pueda aparecer. Todo
el mundo es propenso a equivocarse, y según los intereses de cada cual,
todo el mundo puede llegar a mentir en busca de un objetivo. Además, todos somos humanos, de manera que el
mero hecho de que alguien sea considerado muy creíble por sus méritos
adquiridos (merecidos o no), su experiencia y su preparación y conocimientos,
no lo exime de la posibilidad de equivocarse. No hay entrenamiento, habilidad,
talento o experiencia que impida los errores de percepción, las alucinaciones,
y los errores de memoria. Es simplemente parte de la naturaleza humana. Ni
siquiera los más grandes científicos aciertan en todo, ellos también se
equivocan, y gracias a eso continúan investigando para llegar a las respuestas
correctas.
Creer
no es ver. Ninguno de nosotros ve las cosas tal cual las sentimos. Asumimos
que el mundo que nos rodea es como lo vemos y sentimos, pero esto es falso, ya
que nuestros ojos reciben la luz reflejada de los objetos a nuestro alrededor,
y nuestro cerebro establece rápidas interpretaciones y reconstrucciones de esa
información para presentarnos las imágenes que luego vemos en nuestras mentes.
Pero obviamente nuestro cerebro no es una máquina infalible, y en su percepción
conviven factores como experiencias pasadas y creencias personales, que
influyen directamente en lo que creemos que vemos. Por ejemplo, alguien que
cree en fantasmas, es más propenso a reportar haber visto uno si ocurre algo
extraño en una habitación oscura, que alguien que no cree en eso. Hay literalmente muchas maneras de que
nuestro cerebro se confunda. Con los OVNI ocurre lo mismo, el hecho de que
muchas personas reporten haber visto uno, no es ni mínimamente suficiente para
afirmarlo, porque aunado a lo que ya habíamos visto anteriormente, se ha
demostrado a través de tantos y tantos experimentos y estudios que el sistema de visión humana no es
consistentemente acertado o confiable.
Nuestra memoria puede jugarnos una mala
pasada, nuestro cerebro acumula distintos pedazos de información del pasado, y
además siempre busca patrones, por lo que muchas veces “rellena los espacios en
blanco” con información que cumpla determinado patrón, no necesariamente
información real de sucesos que nos hayan ocurrido. ¿Con qué base entonces, una
persona pretende que se le crea cuando anuncie haber visto una nave espacial
extraterrestre el año pasado, o la semana pasada o hace cinco minutos? Hay
demasiados factores que influyen como para darle credibilidad a tal afirmación.
Y es además muy sencillo malinterpretar objetos o eventos en el cielo. Por
ejemplo existen aeronaves militares de diversas formas y tamaños, que no son de
conocimiento público pero que pueden ser apreciados en los cielos, y como no
son identificados, rápidamente se piensa que han de venir de otro planeta.
Además cada día la Tierra es bombardeada por rocas y escombro espacial, que
pueden producir fenómenos extraños o luces en el cielo al quemarse estos
objetos durante su cruce a través de nuestra atmósfera, y a menudo, muy a
menudo, esto es malinterpretado.
Un dato importante para los fervientes
creyentes de las visitas extraterrestres: descartando que haya vida inteligente
en nuestro sistema solar además de en la Tierra, dado que sabemos que no la hay
en Mercurio y Venus, y no hay evidencias de vida en Marte, ni en Titán ni en
Europa o Io o en los demás mundos rocosos (los planetas gaseosos, al no tener
superficie, son candidatos muy poco viables para albergar vida, mucho menos
vida inteligente, y los gigantes congelados quedan descartados por estar muy
lejos de la zona habitable de nuestro sistema solar), la estrella más próxima a
nuestro sol es Próxima Centauri, situada a unos 4.37 años luz de distancia, o
sea que le toma a la luz, que viaja a 300.000km por segundo más de 4 años en
llegar hasta allá, y las leyes físicas universales impiden que cualquier objeto
con masa alcance o supere la velocidad de la luz, así que ya pueden darse una
idea de las distancias en el universo, y Próxima Centauri está como quien dice “a
un parpadeo” de distancia comparada con todas las demás estrellas. El único
planeta orbitando Próxima Centauri y que se pensaba podría tener condiciones
propicias para la vida es Próxima b, ya esa hipótesis quedó descartada tras
descubrirse las intensas llamaradas que sufre dicho planeta dada su proximidad
a su estrella, haciendo imposible el surgimiento de vida en él…y ese es el más
cercano, imagínense todo lo que tendría que pasar para que una forma de vida
inteligente llegase a nuestro planeta, la posibilidad es tan ínfima que es prácticamente
desdeñable.
No
debemos sacrificar nuestro pensamiento crítico para perseguir ideas absurdas.
El impulso de creer no puede ser más fuerte que nuestra responsabilidad de
pensar con objetividad.
La Tierra, las galaxias, el Universo
Observable son suficientemente fascinantes, hermosos, imponentes, e incluso
misteriosos como para perder tiempo de nuestra vida (insignificante en
comparación con el tiempo del universo) en absurdas creencias que sobre todo
nos impiden disfrutar del estudio de nuestro vasto universo, y entorpecen
nuestra felicidad y hasta nuestro bienestar. Por supuesto que hay preguntas sin
responder, como las hay en todos los ámbitos, y la ciencia no puede darles
respuesta a todas a la misma vez, por eso se estudia tanto cada día. Por
supuesto algunos pueden frustrarse al no obtener las respuestas, pero no se debe nunca llegar al punto de
pretender saber cosas que en realidad no se saben aún, o caer en facilismos
o teorías completamente absurdas sin basamento científico de ningún tipo. A
veces hay que tener paciencia, hoy podemos darle respuesta a interrogantes que
hace 50 años ni soñábamos con poder responder, ahora tan solo imaginemos todo
lo que podemos hacer en el futuro. Hace 50 años fantaseábamos con otros planetas,
hoy podemos verlos en tiempo real gracias a las sondas y satélites que los han
visitado, y muy pronto el hombre pisará por primera vez un planeta diferente a
la Tierra, comenzaremos por Marte, pero con el tiempo llegaremos a muchos más,
y alrededor de disímiles estrellas.
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