domingo, 10 de mayo de 2020

¿La Historia la escriben los vencedores?



  Casi todos en algún momento hemos escuchado esa frase, refiriéndose a la manera en que se escribe la historia y las circunstancias que la rodean. Basta citar un hecho histórico que le desagrade a alguien para que aparezca la frase, con la que se espera que los hechos históricos se pierdan en la total subjetividad.

  La frase le pertenece a George Orwell, y concretamente apareció por vez primera en un artículo llamado "Revisión de la historia" (Revising History) de su columna "Como me dé la gana" (As I Please) publicada en la revista socialdemócrata Tribune el 4 de febrero de 1944. La reflexión de Orwell comienza sugiriendo que es posible hacer una historia del mundo "hasta una fecha relativamente reciente" que tuviera un parecido razonable con el curso real de los acontecimientos, que es posible un cierto grado de veracidad "siempre y cuando se admitiera que un hecho puede ser verdadero incluso si no nos gusta". Luego de poner algunos ejemplos que a su juicio confirman esa idea, continúa afirmando que "en ningún caso se obtiene una respuesta que sea universalmente aceptada por ser verdad: en cada caso se obtienen varias respuestas totalmente incompatibles, una de las cuales se adopta finalmente como resultado de una lucha física. La historia la escriben los vencedores". Y finalmente, el artículo concluye con: "Lo verdaderamente atemorizante del totalitarismo no es que cometa 'atrocidades', sino que ataca el concepto de la verdad objetiva: afirma controlar el pasado así como el futuro", que curiosamente pareciera ser un anticipo de su propia novela “1984” que vería la luz tiempo después, en 1948.

  Personalmente, no podría estar más en desacuerdo con tan desatinada frase, pues aún para la fecha en que se formuló, carece totalmente de objetividad. Realmente no sé qué pasaba por la mente de George Orwell en aquel momento, porque si la historia la escribieran los vencedores de verdad, entonces significaría que no depende de hechos, datos, memoria, documentos, testimonios, arqueología y otros elementos historiográficos, sino nada más de la voluntad del "vencedor", y está claro que eso no es cierto, ya que la historia la escriben todos, sean vencedores o vencidos, cada cual desde su punto de vista y sujeto a sus intereses. En todo caso los vencedores escriben una versión de la historia, pero habitualmente tal versión no soporta la prueba del tiempo, ni de los hechos, ni de los historiadores más objetivos y menos relacionados con el poder. De hecho, si realmente la historia la escribieran los vencedores, no lo sabríamos. Asumiríamos ciegamente que esa historia, esa historia única, refleja los hechos en su totalidad y de manera fiel. La realidad es otra. La historia se escribe constantemente, y refleja cada vez mejor los hechos reales hasta donde podemos conocerlos, porque en nuestro mundo moderno de hoy, es cada vez más difícil esconder una mentira sin que nadie se dé cuenta o encuentre las pruebas para desmentirla. Tal vez Orwell nunca imaginó las herramientas de las cuales el historiador del futuro dispondría y que hoy son usadas incluso para refutar sus razonamientos.

  No obstante, el artículo es más optimista, algo que prefieren omitir los que repiten "la historia la escriben los vencedores" con la misma ignorancia con la que un niño o un devoto adoctrinado repite vacías frases religiosas o consignas políticas sin saber exactamente qué significan las palabras que pronuncia. Dice Orwell: "Hay alguna esperanza, por tanto, de que sobreviva el hábito mental liberal, que piensa en la verdad como algo que existe fuera de uno mismo, algo que puede descubrirse y no algo que puede inventarse al ir avanzando. Pero aún así no envidio el trabajo del historiador del futuro”. Sin embargo, nuevamente el análisis de ese razonamiento parece derrumbarse ante la verdadera objetividad.



Mayo 2020

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